CONCHITA RIVERA
Artista Visual
Confabulario. Conchita Rivera
El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior.
Aristóteles
La pintura de Conchita Rivera sale de un contexto donde lo figurativo parece permear la escena artística para encontrar un camino de búsqueda en formas y conceptos, lo que le aporta a su lenguaje una pluralidad de ideas y técnicas.
Si bien se encuentra dentro de la llamada neo figuración o nueva figuración, punto de partida en su experimentación plástica, emplea diversos recursos que transmutan su obra hacia lo matérico o la abstracción, con una clara influencia del informalismo. Aquí es donde sus trabajos amplían un horizonte que linda con el campo de lo textil, produciendo una serie de obras ricas en texturas y materiales, hechas con espontaneidad y libertad; abriendo así su trabajo hacia lo que podemos considerar la hipertextualidad. Es decir, cada obra contiene anécdotas o narrativas que se ponen de manifiesto mediante imágenes cifradas o elementos provenientes de un delirio desbordante que puede ser explícitamente erótico o de sus mensajes provenientes de una fantasía de elementos enigmáticos.
Su trabajo es una vertiente de la pintura de concepto, ya que busca en el discurso lo contestatario del arte de género (feminismo) o formulaciones que cuestionan la naturaleza decorativa de la abstracción y la figuración, para perseguir intervenciones radicales sobre la materia, lo cual le lleva a una manera peculiar de elaborar el campo pictórico y conformar un abecedario sígnico personal. Su acercamiento a la materia pictórica le ha dado prioridad a la inmediatez, al instinto expresivo y la gestualidad, permitiéndole realizar una serie de construcciones formales o composición basadas en el equilibrio y lo atmosférico.
Un núcleo significativo de la presente exposición está compuesto por una serie de acuarelas, las cuales se tratan de féminas en distintas y explícitas posiciones amatorias, que reflejan de forma gráfica la emancipación sexual, económica, política y social de la mujer a través de su desnudos; imágenes de gran expresividad, habilidad en el trazo, así como de fuerte erotismo, realizadas con una soltura mediante la cual la artista pretende conservar la primera intención o el instante del movimiento, atendiendo al encuentro casi accidental de la pincelada, y en las que capta el cuerpo contorsionado y modificado hasta convertirlo en formas casi abstractas sobre el papel; acuarelas que denotan los valores del erotismo y que buscan en lo simbólico transmitir emociones insinuantes.
En ese sentido, podemos considerar cada uno de sus trabajos como parte de una evolución sensible que encuentra en lo denominado polimaterismo (juego con muchos materiales) un punto de apoyo, que le permite abandonar intermitentemente las reglas academicistas de la pintura para romper con la tradición del plano bidimensional, experimentando texturas y materiales que nos remiten a lo femenino, pero lejos de la frontera de lo “peripuesto” o cursi, creando historias en las que las vivencias, las heridas, la maternidad, la familia, la violencia y el género son reivindicadas con un afán poético.
Sus técnicas expresan una urgencia y son texturas (fragmentos, cortes, desgarraduras, contrastes entre la tela) brutales que buscan un efecto inmediato. El uso de materiales encontrados, que portan las marcas del tiempo, el deterioro, el abandono, lo cual nos conectan directamente con las sensaciones de laceración y destrucción y al mismo tiempo nos transmiten una sensación de fragilidad emocional a través de una gran cantidad paroxismos, sentimientos o estados de ánimo intensos que nos logra comunicar en cada obra como narraciones o representaciones autónomas.
El núcleo de la obra textil, que corresponde a las últimas indagaciones formales de Conchita Rivera, gira en torno a temas relacionados con la memoria, la identidad, la feminidad, la sexualidad y el trabajo doméstico, y en este corpus de obra se puede apreciar una traspolación de lo bidimensional a formas orgánicas, cuyo contenido y significado validan la efectividad de éste material dada su referencia a lo femenino.
Las telas se transforman en una arquitectura que contiene fragmentos de tapices y otros objetos, utilizando técnicas tradicionales de construcción textil como el bordado en aguja, para expandir su pintura incluso a lo tridimensional, lo que se puede apreciar en sus propias esculturas.
Es en estas últimas que encontramos referencias directas a lo orgánico, como en las obras denominadas Soltar y Ahí en el centro tú, ambas del año 2018; las cuales nos remiten a pensar en un cordón umbilical que une dos posibilidades: muerte y vida; la trascendencia a través de la propia natalidad, y el acto de la maternidad, cuyo naufragio siempre es una posibilidad latente durante la gestación, lo cual se ve referenciado en lo sinuoso de las propias formas. En el caso de la última de las obras mencionadas, se establece también una perfecta analogía con la obra denominada La cuna, de la artista francesa Berthe Morisot, quien, a través del tul que integra a la pieza, crea una atmósfera de gran intimidad, dulzura y amor protector. No obstante estas lecturas, los colores y las texturas variadas de las telas en las obras de Conchita Rivera, contrastan con la rareza de su forma, que parecen conformar nidos o abstracciones de formas protectoras.
Es así como podemos establecer que la obra de Conchita Rivera, se trata de una producción en constante búsqueda y evolución, y que representa un arte de género de gran significación dentro de la producción artística mexicana contemporánea, ya que encuentra en su papel de artista-mujer, una forma de crítica al rol de ésta última como objeto representado, así como una posición frente a aquello que asocia lo femenino con lo doméstico, entregando una visión del rol de la mujer a través de sí misma, y utilizando la imagen mujeril como un medio para reflexionar sobre el ideal femenino.
Rafael Alfonso Pérez y Pérez
Curador y Crítico de Arte
Director del Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán

